Hablemos de un poema de Carlos Edmundo de Ory como espejo de la banda londinense Suede...
“Lo único que me fascina es el amor y el dolor”
Que
la poesía y el mundo del rock han tenido una estrecha relación desde largo
tiempo es un hecho más que palpable en muchas producciones y universos musicales.
Que la música pop ha influido igualmente en la manera de hacer poesía es
también un hecho significativo y constatable. Y es que hay poemas que son
capaces de sintetizar en sus versos toda la esencia de un movimiento musical o
de una banda. Es lo que debía estar pensando Jesús Llorente -crítico musical y padre del sello discográfico Acuarela–
cuando eligió cierto poema de Carlos
Edmundo de Ory para abrir su biografía sobre SUEDE en aquella fabulosa colección llamada “Imágenes de rock”, de la
extinta editorial La Máscara.
No
es que el poeta gaditano, precursor del Postismo, tuviese nada que ver con
la banda londinense, pero su poema ilustra a la perfección todo el universo que
dejó uno de los mejores grupos de los 90 con sus tres primeros álbumes, hasta
1996, cuando se publica la magnífica biografía de Llorente. Una biografía
breve, pero concisa, bien escrita y tan inspiradora como ilustrativa, que me
dio buenísimos momentos en los albores de mi mayoría de edad y que puedo
considerar como uno de los libros que más me influyeron. Puede que suene un
poco extraño ponerlo a la altura de obras de Wilde, Céline o Joyce en mi
panteón personal, pero me pegó muy fuerte en su día con esta fabulosa banda y
este libro era algo así como una biblia que solía leer y releer cada poco
tiempo.
Y
fue el genial poema de Ory, al que conocí gracias a esa biografía musical, el
que abría las puertas a un mundo plagado de todo lo que el mismo poeta había
expresado con una de sus sentencias:
“Lo único que me fascina es el amor y el dolor. Como hombre, he de decir
que todo se resume en eso, en el amor a los seres humanos afines, a la
naturaleza, a la música, a la poesía; y en el dolor de la visión que revelan
los versos de Alfonsina Storni: «Muchedumbre de color, / millones de
circuncisos, / casas de cincuenta pisos / y dolor, dolor, dolor...». Porque van
pasando los años y cuando se llega a mi edad se lleva con gran peso una
cartilla cada vez más amplia de muertos muy queridos.”
El
poema, aparecido en su libro Metanoia,
traduce con exactitud todos los elementos contrapuestos que rinden tributo a la
vida de la banda de Brett Anderson, siempre intensa, y con sus imágenes llenas
de cierta violencia y delicadeza, apuntan a un mundo donde no hay término medio
y todo se resuelve en los extremos:
“No
hay más que sima y cimas
espanto
y maravilla
No
hay más que horror y éxtasis
heridas
y laureles
No
hay más que afán y nada
desafío
y diamantes
No
hay más que estrellas y algas
azur
y sexo
No
hay más que dicha y ruinas
mieles
y males
No
hay más que bajo y alto
nubes
y lotos
No
hay más que angustia y fiesta
ANGUSTIA
Y FIESTA”
(3 de
febrero de 1971, de Metanoia)
Pero
es, además, por la fecha en la que está escrito, un texto ideal para asociarlo al
Glam Rock de David Bowie, surgido por
aquel entonces, y del que tanto bebió Suede, que se ve representada en sus
versos como ningún otro escrito lo ha hecho. La perspicacia de Llorente queda manifiesta
con la inclusión del poema en la primera página de la biografía, y hay que
agradecerle el detalle de brindar la posibilidad de descubrir a través del rock
autores maravillosos y algo outsiders como Carlos Edmundo de Ory, al que no
dejo de asociar con la banda que creó el grandioso Dog Man Star (1994), y del que recomiendo escucha intensa mientras
se disfruta en todos sus paralelismos de la obra de uno de los poetas más
extraordinarios y desconocidos del panorama español.
© David de Dorian, 2014
(Ilustración: Zara Picken)
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