Hablemos de 101 discos de los 90 clásicos y no tan clásicos..
32- NOWHERE, 1990 (RIDE)
El
excitante debut de Ride es además uno de los pilares de ese etéreo movimiento
llamado Shoegaze, que inundó de buenos discos el mercado al comenzar los 90.
Los temas contenidos en Nowehere se mueven entre la melodía pegadiza y unas
guitarras maniacas que dibujan pasajes neblinosos sin llegar al noise de bandas
coetáneas como My Bloody Valentine. Piezas llenas de melancolía -“Paralysed”-,
temas perturbadores -“Decay”, “Dreams burn down”- y canciones redondas con
mucha mucha distorsión –"Seagull"-, nunca exentas de una extraña delicadeza -“In
a different place”- que fueron capaces de legar al pop de la década himnos
imperecederos y deslumbrantes como esa maravilla llamada “Vapour trail”.
33- TRY WHISTLING THIS,
1998 (NEIL FINN)
Bienvenidos
a la orfebrería pop de Mr. Finn. Artifice proclive al preciosismo y la perfecta
melodía donde los haya, el jefe de Crowded
house entrega un primer trabajo en solitario a la altura de las mejores
expectativas, sembrado de joyas que fructifican más contundentemente tras un
par de escuchas, lo que hace de Try
whistling this (título que reacciona contra su reputación de creador
perfeccionista y directo) un álbum interesante y que nunca defrauda, más
experimental e introspectivo, por momentos penumbroso, pero siempre
gratificante. El catálogo del neozelandés se torna impresionante gracias a
joyas como “She will have her way”, “Sinner”, “Last one standing” o Dream
date”.
34- K, 1996 (KULA
SHAKER)
Con
nombre kafkiano se presentaba el inspirado debut de Crispian Mills y los suyos
(ver portada). Un deslumbrante trabajo que mezcla el rock psicodélico de los 60
con ritmos y cadencias exportadas de la India. En K los temazos son legión, haciendo gala de una instrumentación virtuosa
con líneas de hammond y riffs poderosos, envueltos en un misticismo y misterio
que seduce desde la primera escucha. “Hey dude” es un gran single, pero
“Govinda”, “Tattva”, “Knight on the town” o “Smart dogs” son obras maestras de
la década. Textos adaptados del sanscrito en contagiosas melodías cantadas tan
apropiadamente no podían pasar desapercibido. A hincharnos de buen Karma.
35- DUMMY, 1994
(PORTISHEAD)
Portentoso
álbum de debut de la banda de Bristol y que define lo que posiblemente sea el último
género auténtico surgido en el universo de la cultura pop, el trip-hop. Una obra maestra, lúcidamente
oscura y postmodernista, que conjuga a la perfección frialdad y pasión,
reflexión y melancolía, a través de sofisticadas bases y un trabajo refinadísimo
a los teclados y la guitarra, arropado por la distinguida y sugerente voz de
Beth Gibbons. Su peculiar producción, más propia de la música dance, fusiona un
pop que crea elegantes atmosferas (con ese theremin) y elevadas
interpretaciones vocales. Tremendamente influyente, en Dummy sobra hablar de canciones, pero “Roads”…
36- RING, 1993 (THE
CONNELLS)
Esta
banda americana de rock/folk alternativo tuvo su momento dulce en Europa
tardíamente, ya que cuando ese himno a la nostalgia llamado “74-75” apareció en
las listas, Ring llevaba publicado
dos años. Este temazo, cargado de melancolía y un estribillo que se engancha al
momento en tu cabeza, abrió las puertas a un álbum repleto de melodías deudoras
de los 60, con delicadas guitarras acústicas, armonías dulces y temas amables,
con influencias powerpop en las pegadizas “Carry my picture” o “Hey you”, el
rock comedido de “Burden”, “Doin´ you”, o los toques célticos en “Spiral”, que
harán las delicias de fans de R.E.M o Travis.
37- WILD SEEDS, 1995 (MORTEN
HARKET)
La
voz de a-ha explora su lado más
melódico y tradicional con su primer extraordinario trabajo en solitario. Un
disco de fuertes Raices salvajes, las
de su Noruega natal, un sonido limpio, cautivador, místico por momentos,
apegado a la tan amada madre tierra a la que Morten canta. Producción impecable
para una voz impecable, menos suave y más desgarrada que de costumbre –“Kind of
christmas card “–. Lírico, comprometido y sensible, orfebrería pop de exclusivo
pedigrí – “East Timor” –, clasicismo nórdico de bella factura y meritorias
melodías – “Wild seeds” –, arreglos
preciosistas – “Bronski tune”, “Lord” – y una personalidad única y férrea donde
no cabe hablar de influencias, Morten.
38- INNUENDO, 1991
(QUEEN)
Si
después de Picasso hay un genio de la vitalidad arrolladora ese fue (ES)
Freddie Mercury. ¿Se lo imaginan grabando en silla de ruedas ese monumento
Patrimonio Nacional de la Humanidad que es “Show must go on”? Cierto. Voz
insuperable, la parca cercana que ya sentía dándole la mano no le amedrantó
para que Queen regalaran con Innuendo
un grandioso Do de pecho al arte musical, el canto de cisne de todos los
cantos, y es que hay que ser muy grande para construirse uno mismo de manera
tan intensa lo que será su tumba con una sonrisa en la boca. Sus temas huelen a
despedida, fragancia de quien quiere vivir eternamente y avisa que el show debe
continuar.
39- SURRENDER, 1999
(CHEMICAL BROTHERS)
El
tercer disco del dúo de Manchester no es ni mucho menos su mejor entrega. Aun
así se convirtió en un éxito que les reportó numerosos fans. Tal vez se deba a
piezas como “Hey boy, hey girl” que nos invitaban a mover el esqueleto inmersos
en una extraña hipnosis. Trabajo de inspiración lisérgica y como de costumbre
nocturna, aunque la colaboración de Noel Gallagher en “Let forever be” invite a
ser la primera canción de la mañana, Surrender
ofrece la misma psicodelia electrónica e infecciosos beats de siempre, dispuestos esta vez para una pista de baile
masiva. Colaboran, además del mayor de Oasis, las voces de Mercury Rev, Mazzy
Star y New Order… mucho caché.
40- SHERYL CROW, 1996
El
título del segundo álbum de la cantautora no podía ser otro que su propio
nombre, ya que Sheryl Crow es sin
duda su trabajo más personal. Un disco magistralmente producido por ella misma
y plagado de buenas canciones pop-rock con elementos propios de la música
tradicional americana; el folk, el country y el blues, el estilo vaquero de
toda una roquera de sensual voz.
Adictivos temas de conseguidas melodías como “If it makes you happy”,
“Home” o la stoniana “Every day is a
winding road”, actuaron de poderosos singles para presentar uno de los discos
más individuales de la década, cuyas 15 composiciones encumbraron a Sheryl como
la diva del rock de los 90.
41- SECOND COMING, 1994
(THE STONE ROSES)
Ardua
y densa fue la segunda venida de las rosas de piedra. Para aquellos que
encumbraron a la banda gracias a himnos generacionales como “Made of Stone” o
“I wanna be adored” su segundo y último trabajo simplemente fue una decepción.
Ninguno de los temas del disco consigue igualar su legado precedente. Sin
embargo, el disco ofrece un heroico tapiz de melodías y riffs de guitarras más
que notable a cargo de John Squire, que rememorando una y otra vez los
envolventes sonidos de Led Zeppelin en interminables bucles eléctricos – donde
el papel de Ian Brown se convierte en un gruñido discreto esta vez–, deleita al
oyente con los arabescos virtuosos de su Gibson.
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