Hablemos de 101 discos de los 90 clásicos y no tan clásicos..
52-GARBAGE, 1995
Con
una serie de espectaculares singles de presentación, el debut de Garbage llevó
a la banda de Shirley Manson y el productor Vitch Bug (Nevermind de Nirvana) a vender millones de copias en todo el mundo.
La fórmula estaba clara, rock alternativo total: producción vanguardista con
postureo irreverente y potentes hits como las inolvidables “Only happy when it
rains”, “Stupid girl”, “Supervixen”, “Queer” o la fascinante “Milk”: Temazos de
un disco redondo plagado de pegadizas melodías vocales y un atractivo uso de la
tecnología en la instrumentación propia del rock, dotándolo de un sonido
distintivo, experimental, efectista y refinado, que le otorga una potente marca
personal.
53-FEELING STRANGELY FINE,
1998 (SEMISONIC)
El
segundo álbum de esta magnífica banda americana de pop-rock alternativo con
ecos del brit-pop más pegadizo es uno de los discos más sobresalientes del 98.
Sus temas atrapan desde la primera escucha a través de unas logradas melodías, hilvanadas
con unos arreglos efectivos y de elegante factura donde son notables las líneas
de guitarra y teclado. La potente “Singing in my sleep” y la animada “Closing
time” despuntan buena energía a raudales, con algo de melancolía justa en la
encantadora “Made to last”, guiada por la afable voz de Dan Wilson, que da lo
mejor de su expresivo tono en ese tremendo y contagioso corte llamado “Secret
smile”.
54-DIRT, 1992 (ALICE IN
CHAINS)
La
esencia del grunge se encuentra en Dirt. Aunque en una línea de sonido más
dura que sus coetáneos y deudora del heavy-metal –“Them bones” o “God smack”–,
el segundo disco de los de Seattle consigue destilar en su plenitud el mundo
yermo de la “Generción X”, conducido
por la árida voz de Layne Stanley y sus desoladoras letras sobre la depresión, la
muerte, las drogas o la guerra, junto a una distintiva guitarra metálica de
violentos riffs, que convierten en verdaderos himnos generacionales agresivas
piezas como “Would?” (Incluida en la B.S.O. de Singles) y las imponentes “Down in a hole” (“…feelin´ so small”) y Rooster”.
THE SUN IS OFTEN OUT, 1996 (LONGPIGS)
Longpigs
es una de las grandes bandas olvidadas del brit-pop,
y en la que militó el genial Richard Hawley antes de acompañar a Pulp y
facturar en solitario algunos de los discos más hermosos de los 2000. The sun is often out contiene un brit-pop de registro habitual: melodías
pegadizas, guitarras efectivas y estribillos contagiosos con frescura juvenil.
Su debut los llevó a talonear a Radiohead o U2, demostrando con “Lost myself”,
“Far” (eco a Beatles), la briosa “Jesus Christ” o la deliciosa balada “On and
on”, que el brit pop era mucho más que los cuatro de siempre… y que irradiaba
calidad.
56-HAPPYNESS, 1990 (THE
BELOVED)
Happyness es el primer disco oficial de esta
banda londinense injustamente olvidada que ahonda en el synthpop deudor de New Order y se centra en sofisticadas melodías
revestidas del mejor techno, dance y acid house. Un disco sobresaliente, conducido
por una susurrante y aterciopelada voz, conformando canciones redondas desde la
apertura del álbum con “Hello”, regalando plácidos momentos llenos de elegancia
como la evocadora “The sun is rising “y confirmando que nos encontramos ante un
gran trabajo de infecciosos cortes: “Scarlet beautiful”, “Your love takes me
highger”.
57-EARTHLING, 1997 (DAVID
BOWIE)
De
nuevo mudando de piel, el Todopoderoso Bowie nos demostraba una vez más que
sabía adaptarse como nadie a los nuevos tiempos y sus sonidos más vanguardistas.
Earthling (“Terrícola”) es un
compendio de las experimentaciones más underground
de la época: la cultura industrial, la electrónica o el jungle...Un disco
experimental nada fácil de digerir, que, acorde a la estética elegida por El
camaleón (emulando a Napoleón) suena agresivo y estridente, paradójicamente
sideral, como no podía ser menos tratándose de Bowie. “Im afraid of americans”
(con Trent Reznor), “Dead man walking” o “Little wonder” valen su peso en oro y
sorprenden por su musculado sonido.
58-BLUE LINES, 1991
(MASSIVE ATTACK)
La
ópera prima de Massive Attack lo sería también de ese rico género surgido a
principios de la década llamado trip-hop
y que iban a seguir bandas tan aclamadas como Portishead. El denominado sonido
Bristol abre sus puertas con Blue lines,
un álbum repleto de genio musical que aglutina hip hop, electrónica, jazz,
dance o soul, eclosionando en canciones donde lo más importante es la
realización del tema, con artistas invitados a las voces y unas hipnóticas
melodías con arreglos instrumentales espectaculares y pasajes reflexivos,
enigmáticos, que en himnos como “Unfinished sympathy” siguen manteniendo su
sello vanguardista y una modernidad absoluta.
59-PROMENADE, 1994 (THE
DIVINE COMEDY)
TDC
es Neil Hannon, un genio que no desentonaría a finales del siglo XIX en un Londres
decadente. Promenade es su segundo
álbum, un fabuloso trabajo entre Scott Walker y Michael Nyman, que se adelanta –como
en su debut– al menos una década a la canción pop con influencia directa de la
música clásica (chamber-pop). Preciosismo de orfebre en piezas siempre
evocadoras de lo más brit –“Bath”, “Going downhill fast”–, romanticismo
melancólico –“Gerónimo” –,
noches de pub –“A drinking song”–, alardes freaks y mucha literatura –“The
booklovers” – y cine
–“When the lights go out…”–, invitando a soñar -“Neptune´s daughter”- hasta la
liberación cual Peter Pan definitiva: “Tonight we fly”.
60-ELASTICA, 1995
Elastica
es el debut homónimo de la errática banda de Justine Frischmann -miembro de
Suede antes de su estrellato y musa por muchos años de Damon Albarn (Blur)-, un
gran disco cargado de esencia brit-pop que sobresale por enormes singles de
pegadizos riffs y descaradas melodías como su exitoso “Connection”, el adictivo
“2:1” o la desenfadada “Stutter”. Un trabajo notable en un año brillante para
el pop de las islas, cargado de claras influencias punk-rock y post-punk, entre
Stranglers – “Waking-up”- y Wire –“Line up”-, potenciada por una imagen muy
seductora y la voz desapegada y atractiva de la andrógina Justine.
61-THE SICENCE OF THINGS,
1999 (BUSH)
La
banda inglesa pionera del post-grunge
dota a su tercer álbum de un revestimiento menos apegado al sonido Seatlle y a
favor de bases electrónicas más contemporáneas con arreglos elaborados, confiriendo
a sus cuidadas composiciones una atractiva producción repleta de cortantes
riffs y sugestivos ambientes, guiados por la cruda voz de Gavin Rossdale, cuyo
parecido con la de Cobain es innegable. Su hit single, “Chemical between us”, junto
a la tierna “Letting the cables sleep” presenta el lado más melódico y logrado
de un disco de canciones contundentes entre las que sobresalen piezas como “Space
travel” o la más sosegada“40 miles from the sun”.
© David de Dorian, 2013
Gracias.
ResponderEliminarMe gustaron mucho Garbage, Semisonic y Longpigs.
Deberías seguir.
Publicar un comentario