Hablemos de rock y literatura y de canciones pop basadas en obras literarias...
La
transición musical a los brillantes años 80 se desarrolló bajo la insignia del eclecticismo musical y eclosionó en
una década plagada de estilos musicales, grupos y artistas con extraordinario
talento que legaron estupendos discos y magníficas canciones pop. La literatura siguió siendo una fuente
fundamental para la creación artística en el mundo de la música, en una década
de grandes tensiones políticas internacionales y lucha obrera, que se vio
reflejada en la música pop y en esas fuentes literarias utilizadas, creando una
cultura-espejo ideal de la que podemos extraer apasionantes asociaciones históricas
y sociales, como la que nos arroja Pink
Floyd a punto de estrenarse la nueva década en Comfortably Numb, basada
en la pasmosa novela Alguien voló sobre
el nido del cuco, del chamán del LSD Ken Kesey.
Al filo de la octava década del XX, Joy
Division, con el nihilismo propio heredado del punk británico y el carácter
taciturno de su líder, Ian Curtis, imprimieron en sus oscuros temas una
inspiración literaria que los acercó a autores siempre atormentados. Atrocity Exhibition se
basó directamente en los relatos cortos homónimos de J.G. Ballard, Dead Souls debe su
nombre a la novela de Nicolás Gogol, Interzone hace referencia al Almuerzo desnudo de Burroughs, No love lost
está basado en La casa de las muñecas de Ka-Tzetnik
-ambientada en la época nazi- y Colony se inspira en una novela de Kafka
llamada En la colonia penitenciaria.
Su musa literaria es el perfecto reflejo de una música cruda, angustiosa, vanguardista,
que no pretende agradar, centrada en temas existenciales y lóbregos, que
expresan una ansiedad postmoderna muy acuciante a principios de la década y que
caracterizará a buena aparte de la música inspirada en la literatura de esta
etapa, con grupos del post-punk, el dark pop o la new wave.
Buggles también abrían una puerta sonora a
los 80 con ese himno generacional llamado Video killed the radio star,
contrastando ese halo superficial y frívolo con las fuentes utilizadas, el relato
corto de ciencia ficción El barrendero de
sonidos (The Sound-Sweep), de
Ballard, que comenzaba a perfilarse como uno de los autores preferidos de la
música pop, gracias a historias tan angustiosas como la llegada de un cantante
de ópera a un mundo sin sonido. The Jam,
siempre cronistas de las relaciones y la vida postmoderna, utilizaban el Homenaje a Cataluña del nunca olvidado
Orwell para crear Start, Siouxsie
and the banshees se inspiraban para Painted bird en la
novela homónima de Jerzy Kosinski, ambientada en la Europa oriental de la II
Guerra Mundial; Bauhaus le hacía el
honor a Dorian Gray –novela preferida de Peter Murphy– con Dark entries y
Duran Duran volvían a poner a Burroughs de relieve en Wild Boys, un
portentoso tema para el que se realizó el videoclip más caro de la historia
hasta la fecha.
Otros
grupos como The Cure y, sobre todo, The Smiths, revestidos de una apropiada
estética neorromántica, utilizaron para su música una gran cantidad de
referencias e inspiraciones literarias. En el caso de los de Robert Smith sus influencias en el
mundo de las letras son de cariz existencial y tienen en Killing an Arab el
exponente musical de El Extranjero de
Camus, un tema considerado por algunos como racista, aunque según el cantante
no fue más que un intento naíf de convertir la novela en una canción. De J.D. Salinger
extraen Bananafishbones y de los cuentos de Penélope Farmer
canciones como la maravillosa Charlotte Sometimes, que
toma el título directamente de esta obra para niños que igualmente inspiró The Empty World y
Splintered in her Head. La poesía decimonónica fue también
un gran manantial para el cantante, que
se inspiró en Percey Shelley para componer Adonais, en el `spleen´ “Los Ojos De Los Pobres” de Baudelaire para crear la vertiginosa How beautiful you are
y en “Remember” de Cristina Rossetti para
escribir Treasure.
En
cuanto a los influyentes The Smiths, el grupo del leído y lenguaraz Morrissey, manejan innumerables
referencias de la literatura y el cine británico en cada una de sus canciones,
comenzando por su querido Oscar Wilde (Oscilate Wildy, Cemetery gates), de
quien toma cierta actitud áspera ante la vida. En su repertorio aparecen,
Keats, Yeats, Jack Kerouac, del que toma una de sus citas en la saltarina Pretty girls make graves;
George Eliot en la monumental How soon is now?
(“I am the son and the heir, of a shyness that
is criminally vulgar. I am the son and heir, of nothing in particular");
Keith Waterhouse con William, it was really nothing,
basada en su novela Billy Liar; Kurt
Vonnegut en Handsome devil; su encumbrada Shelagh Delaney en Reel around the fountain
y Virginia Woolf, con el ensayo feminista Un
cuarto propio en Shakespeare´s sister, aunque hay quien apuesta por la
referencia al zoo de cristal, de Tennessee
Williams. En solitario, Morrissey siguió con la esencia literaria de su trabajo
tomando para Billy Budd el título de Herman Melville, desde
la estupenda Brighton rock de Graham Green la inspiración para el texto de Now my heart is full
y de la novela pulp de Richard Allen
roba la magnífica Suedehead.
Muchas
bandas y artistas supervivientes de la anterior década seguían facturando
hermosísimas piezas al calor de sus lecturas. Así, unos Genesis longevos se basaban en cierto pasaje de La luna, un globo, de David Niven, para Mama, presentando la obsesión de un joven
por una prostituta; King Crimson
desempolvaba On the road con Neal and Jack and Me
y Elliot Murphy hacía lo propio con The
Ballad of Sal Paradise. Pero son las bandas plenamente ochenteras las
que dan forma a unas inspiraciones literarias dispares para acompañar un sonido
aún hoy tan característico, con The Waterboys basándose en un poema de
Yeats para Love and Death, Simple
Minds hablando sobre la Biblia en la genial Book of brilliant things,
INXS inspirados por La letra escarlata para componer Devil inside, Eurythmics rindiendo tributo a 1984 en For the Love of Big Brother,
Bangles recordando a Sylva Plath con
Bell jar, The
Pogues cogiendo de la obra teatral de James Patrick su sentido himno A fairy tale of New York,
U2 tomando de un pasaje de El señor de las moscas Shadows & tall Trees, el cultureta Sting utilizando Entrevista
con el vampiro de Anne Rice para su deliciosa Moon over Bourbon Street
y reclamando a Shakespeare en su disco Nothing
like the sun para Sister moon, Suzanne Vega como la diosa Calypso desde la Odisea, los alucinados The
Fall musicalizando las visiones de Jerusalem de William Blake, Rush
con Tom Sawyer y de nuevo el padre del movimiento beat en Hey Jack Kerouac,
de 10,000 Maniacs.
El
heavy-metal
y el hard
rock tuvieron, además de su época dorada en los 80, enormes y variadas
influencias literarias, como las que Iron
Maiden maneja sin ocultar en canciones como Sign of the Cross
-El nombre de la rosa de Umberto
Eco-, Lord of the Flies -William Golding-, The Edge of Darkness
-El corazón de las tinieblas de
Joseph Conrad- o Murders in the Rue Morgue desde Poe, y Metallica en For Whom the Bell Tolls,
personal homenaje a Hemingway grabado para su segundo disco, o revisando a
Lovecraft –un clásico del hard rock- con The Call of Ktulu.
Mientras,
la música en castellano de los 80 alcanzó cotas aún hoy no superadas, en una
década que para España y Argentina significó la edad de oro del pop, con muchos
de sus grupos insignes logrando crear de su inspiración en los libros
buenísimas canciones. Radio Futura
invoca a Poe en Annable Lee y visualiza musicalmente La Eva futura del autor simbolista Auguste Villiers de L´Isle-Adam en Hadaly,
La Unión se basa en Boris Vian para
otro de los himnos de la década, Lobo hombre en Paris
y los Soda Stereo de Gustavo Cerati recrean
el Dorian Gray para El tiempo es dinero,
La
Invención de Morel del genio Bioy Casares para componer Disco Eterno y se
apoyan en el omnipresente Poe para escribir Corazón delator.
© David de Dorian, 2014
(Ilustración: Cristopher David Ryan)
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