Hablemos de 101 discos de los 90 clásicos y no tan clásicos...
92- WORDS GETS AROUND,
1997 (STEREOPHONICS)
Notable
debut en medio de la vorágine brit-pop de una de las mejores bandas surgidas de
los 90. El trio de Gales, con la rasgada y poderosa voz de Kelly Jones a la
cabeza, factura con Words gets around
un disco repleto de canciones mayúsculas, construidas magistralmente a base de
pegadizos riffs de guitarra, estribillos contagiosos, una seductora voz
contando truculentas historias urbanas y una gran energía transmitida de
principio a fin: “A thousand trees” tiene alma de himno, “More life in a
tramp´s vest” engancha con su nervio positivo, “Not up to you” atrapa con su
atractivo ritmo, en “Same size feet” hay pasión y fuerza a raudales, y “Billy
Davey´s daughter” estremece con esa voz desgarradora que incluso acaricia.
93- BLOODLETTING, 1990
(CONCRETE BLONDE)
El
tercer álbum de la banda estadounidense vuelve a poner en vigor sus tintes
góticos de imágenes poderosas desde la penumbra con Bloodletting, un trabajo de pop cavernoso recordado por su enorme
hit single, “Joey”, la joya más deliciosa y brillante del disco. Los textos
oscuros y la voz quebradiza de Johette Napolitano dejan claro el mundo en el
que se mueve Concrete Blonde desde su primer corte, “Bloodletting (The vampire
song)”, llevando su sombría visión del mundo a través de ritmos pegadizos y
enérgicos, con ese regusto punk y underground, a través de temas como “The sky
is a poisonous garden” “Caroline”, “The beast” o “Darkening of the light”, cuya
mandolina suena a cargo de Peter Buck de R.E.M.
94- THE SMITHS IS DEAD,
1996
La
revista francesa Les Inrockuptibles
lanzó este esplendido álbum tributo a la banda más influyente de la década, The
Smiths, recopilando algunas de las mejores versiones de la mano de nombres de
moda y conformando así del el primer corte al último su álbum más exitoso,
facturado una década antes, The queen is
dead. En el disco aparecen artistas de la talla de Billy Bragg, The Boo
radleys, o Therapy?, destacando la relectura modernizada de la fabulosa
“Bigmouth strikes again”, a cargo de Placebo, una histérica “Some girls are
bigger tan others” por Supergrass y sobre todo la gran joya del álbum, la sublime
versión del clásico “There is a light that never goes out”, firmada por The
Divine Comedy.
95- RID OF ME, 1993
(P.J. HARVEY)
El
segundo trabajo de P.J Harvey se desentiende de sutilezas y sigue por los
caminos más abrasivos del rock alternativo y actitud punk que ya demostrara un
año antes con Dry, junto a la
producción caustica de Steve Albini, llevando por terrenos sonoros extremos las
composiciones crudas de torturada lírica de Polly Jean. Las emociones de Rid of me son díscolas por su descarnada
envoltura, frenéticamente trash en “50 ft queenie”, pedazos de art rock con
“Man size”, más noise en “Hook” o amenazante en su tema de apertura homónimo, y
destrozando con lo más heavy del espíritu femenino los anclados clichés
masculinos por los que el rock de los 90 se movía. Esto es rock que escuece.
96- RIALTO, 1998
A
medio camino entre el estribillo brit-pop
de estadios y las melodías de tinte melodrámático, el debut homónimo de Rialto
embriaga con sus tonos majestuosos de elegantes y pegadizas creaciones. Pop
cinematográfico, refinado, de impecables arreglos, que en sus mejores momentos
enamora con sugestivos pasajes de bellas melodías. Con cierto aire a Pulp, la solemne
y trágica “Monday Morning 5:19” logra atrapar los sentidos del oyente a través
de ese halo decadente, previniendo de sorpresas como la contagiosa “Dream
another dream”, el mejor brit tardío con la placentera “Summer´s over” y la
magnífica “Untouchable”, otra de las joyas de un álbum notable y olvidado.
97- MAXIQUAYE, 1995
(TRICKY)
El
debut de Tricky, bien conocido por sus dotes inventivas con Massive Attack, es
un álbum sin precedentes en muchos aspectos y que en ocasiones predice el
sonido posterior de muchas grandes obras. Imaginativo, perturbador, sorprendente,
Maxiquaye afianza el trip-hop con sus sonidos vanguardistas,
que lo dotan de una gran riqueza y de una paleta sonora llena de matices en
cada escucha, convirtiendo a su autor en el rey de lo experimental. Acompañado
de una sugerente y susurrante voz femenina, joyas como “Black Steel”,
“Pumpkin”, “Overcome” o “Brand new you´re retro” nos sumergen en un caos de
estilos bien encauzado y que encuentra una belleza propia altamente
disfrutable.
98- 69 LOVE SONGS, 1999,
(THE MAGNETIC FIELDS)
69 love songs es el disco más ambicioso de los
Magnetic fields, un triple álbum donde se exploran las tretas del amor
postmoderno con una gran dosis de cinismo, a cargo de su vocalista y
compositor, Stephin Merrit, que, no exento de cierta misantropía descarada,
obra a través de esta epopeya como gran melodista, usando registros musicales
amplios para ofrecernos con su pop bizarro un catálogo de 69 experiencias
amorosas agridulces con una gran coherencia de conjunto. “All my Little words”,
“The book of love”, “Busby Berkeley dreams”, “Zebra”, “How fucking romantic” o “I
think a need a new heart” demuestran la variedad de estilos y emociones de un
disco sencillamente portentoso.
99- PURPLE, 1994 (STONE
TEMPLE PILOT)
La
banda de grunge más denostada de la
época arremete contra las duras críticas de su primer disco con un álbum
alejado de las fórmulas más propias de Seattle y más cercanas al rock clásico,
que tampoco los salvó. Sin embargo, con Purple
dan un salto cualitativo y dejan joyas del tamaño de “Vasoline”, Big empty” y
la épica “Interstate love song” arrasando en las radios, tres poderosas piezas
que brillan por encima del resto de cortes, anquilosados en el rock duro y
psicodélico de los de su quinta, pero que hoy suenan extrañamente entrañables y
reconocibles en “Lounge fly” o la acústica “Pretty Penny”, haciendo de su
convencional fórmula un punto a su favor.
100- VA VA VOOM, 1998
(CINERAMA)
Tras
la aventura de Wedding Present, David Gedge se puso manos a la obra con
Cinerama, cuyo álbum de debut es la obra más brillante su carrera. Va va boom es un disco de pop amable y
elegante, lleno de melodía, magistral sencillez y arreglos deliciosos donde los
teclados juegan un papel importante. Sus risueñas composiciones -“Maniac”-,
inundan el ánimo con un devastador sentimiento de afecto -“Kerry Kerry”- donde
es imposible decaer -“You turn me on”- Pop suave para descargarse de la
solemnidad de tanta épica noventera, basado en alegres melodías y pegadizos estribillos,
con ese tono pop tan familiar y agradable -“Comedienne”- que, ante todo, se
torna complaciente.
101- FITZCARRALDO, 1996
(THE FRAMES)
Pocos
recuerdan a Glen Hansard más allá de la pantalla por las calles de Dublín con
su guitarra y junto a una meliflua pianista checa (The Swell Season) en “Once”,
pero el guitarrista y actor de “The Commitments” (1992) tiene una carrera
musical muy extensa que comenzó con The Frames, una banda de rock alternativo con
mucha garra, de tono visceral y composiciones emocionales entre la rabia y el
sosiego triste. Fitzcarraldo es su
mejor álbum, un segundo trabajo de canciones enormes llenas de pathos y sentimientos desnudos en torno
al melodrama crudo, conducidas por una pasional voz que descarga sus iras en la
majestuosa “Revelate” o “Monument”, creando un disco notable de impecable
factura.
© David de Dorian, 2014
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