Hablemos de 101 discos de los 2000 clásicos y no tan clásicos...
11- WALKING WITH THEE,
2002 (CLINIC)
Con
su característico estilo art-punk, los de Liverpool facturan con su segundo
álbum un trabajo de extraña belleza, grabado en un garaje submarino, que lo
dota de ese sonido tan seductor, cavernoso y lleno de reverberación e
intensidad. Himnos lisérgicos como “Walking with thee” atrapan a la primera
escucha para ser hipnotizados por “The vulture” o el frenetismo punk de “Pet
eunuch” hasta el sosiego de cuna de “For the wars”, y donde los sonidos
atmosféricos se unen a los Radiohead más paranoicos con “Come in our room”. Un
disco punzante de psicodelia cruda para noches a la intemperie de la
esquizofrenia.
12- WHITE WATER, WHITE
BLOOM, 2009 (SEA WOLF)
Alex
Brown Church es el talentoso singer/songwriter escondido bajo Lobo de mar, que con su segundo álbum
lega a ese estilo folk-pop con formato de banda, tan característico de finales
de la década, una verdadera
joya, cuya diferencia y marca de la casa estriba en unos arreglos sobresalientes
y preciosistas que convierten en pop de cámara cortes tan bucólicos como “Orion
& dog” o crean la adicción con “Wicked blood”, mostrando un magistral
manejo melódico que no descuida energía eléctrica con la genial “María” y no
escatima en emocionante intensidad poética con una de las piezas más bellas y
dotadas de la década “Dew in the grass”. Magnífico y destacable.
13- 1, 2, 3, 4.., 2003 (THE
JEEVAS)
Tras
la extinción los Kula Shaker a finales de los 90, Crispian Mills, guitarra en
mano, se lo monta en ménage à trois
para factura un álbum delicioso de infeccioso rock británico. El efervescente
vocalista imprime en 1,2,3,4 todo el
sabor deudor del mejor brit-pop, con canciones redondas de pegadizos
estribillos y riffs con mucho gancho: “Virginia”, la enérgica “You got mynumber”, la balada brit con “What is it for?”o ese “todavía” de los Kula en
“Scary Parents” y “Silver apples” que componen un trabajo que se disfruta de
principio a fin y se intensifica con su cierre, la gran “Edge of the world”,
firmando un disco sobresaliente, muy por encima de las reuniones posteriores.
14- THE TRIALS OF VAN OCCUPANTHER,
2006 (MIDLAKE)
Uno
de los discos más sobresalientes de la década. Los tejanos volvieron a poner de
relieve el mejor rock deudor de los sonidos americanos de los 70 con Van Occupanther. Todo en este disco es
una maravilla: destacando las impresionantes armonías vocales de tono íntimo y
melancólico, entrelazadas a la perfección con unos arreglos sofisticados
(cuerdas y pianos líricos) y capas suaves de guitarra para dotar a unas melodías
otoñales y bucólicas de una intensidad y belleza de gran calibre. La piel de
gallina con ese monumento llamado “Roscoe” y esa delicia mayúscula llamada
“Young bride”, tras las cuales se esconden sorpresas tremendamente gratas. Prueben.
15- KNOW YOUR ENEMY,
2001 (MANIC STREET PRECAHERS)
Consolidados
como uno de los grupos más grandes y geniales de los 90, los de Gales llegan al
nuevo siglo renovando la dirección de su música y dejando la ortodoxia pop del
exitoso This is my truth, tell me yours
(1998). En este sexto álbum no hay ninguna “If you tolerate this”, es un
compendio ecléctico repleto de canciones brillantes y dispares que han sabido envejecer
envidiablemente, cargadas de contundencia y con unas letras combativas. Un disco
histórico: fue presentado en Cuba, la primera banda de rock anglosajón en pisar
la isla, en un concierto memorable al que asistió Fidel Castro, que disfrutó
con “So why so sad”, “Find that soul”, “Ocean Spry” o “Let Robeson sing”.
16- YOU ARE THE QUARRY,
2004 (MORRISSEY)
Quizá
la inesperada vuelta de Morrisey con su nuevo flamante disco después de 8 años
de sequía fue el acontecimiento del año...con el subsiguiente plantón a sus
fans en Benicassim. Y es que el mítico cantante de los Smiths entró con fuerza
en el siglo XXI, con un álbum fastuoso que enamora desde la primera a la última
canción. POP con mayúsculas y esa voz inconfundible y cautivadora al servicio
de unos textos románticos y envenenados, demostrando estar en muy buena forma
con su hit single “First of the gang to die”, junto a otros himnos de hermosas
melodías: “Let me kiss you”, “Irish blood, English heart”. ¿Alguien dudó de él?
Pues aquí uno de los mejores discos de su carrera.
17- CONOR OBERST, 2008
Después
de darse a conocer durante más de una década bajo el nombre de Bright Eyes, este hiperactivo y
ecléctico singer-songwriter lanzó un
cuarto álbum en solitario (el primero en doce años bajo su propio nombre) brillante
y repleto de canciones mayúsculas que se mueven entre el rock, el country y el
folk más clásico, potenciando su lado setentero por una banda de apoyo
denominada Mystyc Valley Band.
Exceptuando el tema más grande del disco, esa bala perdida y loca de “I don´twanna die (in the hospital)”, las canciones de éste trabajo son reposadas y
meditativas, llenas de sutiles emociones y un candor que enamora: “Cape
Canaveral”, “Eagle on a pole”, “Moab”.
18- COLES CORNER, 2005
(RICHARD HAWLEY)
El
sofisticado estilo de su guitarra llevó a Richard Hawley -tras su estancia con
Longpigs- a pasar a las filas de Pulp, donde dejó grandes momentos al lado de
su amigo Jarvis Cocker. Pero no fue hasta este cuarto disco en solitario
cuando descubrimos a un artista lleno de talento y nostalgia pop de gran
maestría vocal, que firmó uno de los trabajos más elegantes y vintage de la década. Coles corner, rezuma romanticismo por
los cuatro costado y es el perfecto manual de la música americana, con
agradecidos ecos a Roy Orbison (“Hotel room”), Johnny Cash (“Just Like the
rain”), Frank Sinatra (“The ocean”) o Scott Walker (la maravillosa “Coles Corner”).
19- THE GOOD, THE BAD
& THE QUEEN, 2007
Damon
Albarn volvió a poner su inventivo talento al servicio de una banda rock
reclutando a Paul Simonon, mítico bajista de los Clash, a quien rescató para un
cuarteto fugaz con el que lanzó este trabajo enorme, una joya única en la que
regresa al escenario londinense relegando el tono celebrativo de su mejor etapa
con Blur al hastío y desencanto de la nueva década, cuya penumbra se deja
sentir en la sublime “Kingdom of doom”. Además del sello Albarn (teclados
carnavalescos, pianos vaudeville y mucho tufo a ska-punk ochentero), destaca a la producción Danger Mouse, que
potencia su halo melancólico y eclecticismo de una forma sutil, elegante y muy
atractiva.
20- NEGATIF, 2003
(BENJAMIN BIOLAY)
El
digno heredero del maestro Serge Gainsbourg, con su eclecticismo y dandismo
decadente por bandera, muy francés, exquisitamente francés, revistiendo un
delicioso pop de influencias británicas con la elegancia propia y un sonido
totalmente contemporáneo e inventivo, bajo una producción distinguida que lleva
a buen cauce la delicadeza folk, la poesía o la chanson. Un álbum doble de selectas piezas altamente sugestivas,
donde “Chaise a Tokio” contagia, “La pénombre de Pays-Bas” o “Nuits blanches”
enamoran y “Negatif folk song” sentencia contundente la rendición a la voz
susurrante de Biolay y ese moderno clasicismo de refinamiento mundano y
seductor.
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