Hablemos del mundo del arte y los artistas como musa de la música pop...
Como
la literatura, el mundo del arte y los artistas plásticos han sido una
influencia fundamental para un gran número de músicos pop, cuya inspiración en
las obras y vidas de estos se ha visto reflejada en su propia obra y sus
composiciones. Trascribir los estímulos visuales provocados por la obra de arte
a una pieza musical, ha dotado siempre a la música pop de una dimensión
artística superior y en ocasiones de una riqueza tremendamente sugestiva e
igualmente inspiradora.
Los
artistas (pintores, arquitectos, fotógrafos), como su arte, han sido igualmente
una ventajosa fuente para la música pop, y se han visto con mayor o menor
fortuna retratados en canciones inolvidables y tan imperecederas como las obras
plásticas que nos han legado. Algunos de estos músicos, incluso, ha tenido una
relación con el mundo del arte más allá del mero estímulo inspirador (Brian
Ferry o David Bowie) y han pasado parte de su vida en directa relación con el
arte plástico, antes y/o después de crear su obra musical.
La
década de los 70, con su ingenioso afán de otorgar a la música y la canción pop
el estatus de obra de arte, significó un punto de partida paradigmático para el
bien hallado binomio música-arte. Ya desde los 60, el arte plástico venía
introduciéndose de alguna manera en el mundo del pop, aunque sólo fuera -a
niveles considerables- a través de la iconografía y las creaciones gráficas facturadas
para las portadas de los discos producidos durante la década. El ejemplo de la Velvet Underground de Lou Reed, capitaneados por el artista pop Andy
Warhol, es significativo y se erige en pionero del poderoso influjo de una
expresión cada vez más popular y accesible en otro eminentemente pop.
Las
canciones basadas de una u otra manera en el mundo del arte y en los artistas
son, además de numerosas, desiguales en sus resultados, por lo que hemos
decidido ofrecer una selección de los temas más inspirados y de influencias claras, clasificándolos a través de su
catalogación temporal en las distintas épocas y movimientos artísticos
plásticos. Y para comenzar este repaso nada mejor que hacerle honor a la
energía creadora del universo, y por medio de la Venus de
Milo de los neoyorquinos Television,
presentar una hipnótica composición inspirada en esta encantadora obra de época
helenística –que hoy reside en el Louvre–, y en la que se añoran los
reparadores brazos de la diosa.
Pero
si hay una dama cautivadora en el mundo del arte para el éxtasis contemplativo
esa es sin duda la Mona Lisa. El influjo del enigmático retrato del genio da Vinci se hace sentir en varios temas
y su sonrisa se alarga década tras década: desde la evocadora balada homónima
de Nat King Cole (“you're
so like the lady with the mystic smile / is it only 'cause you're lonely they
have blamed you?”) pasando por una Gioconda protectora cuya voz se
manifiesta en el aedo Al Stewart con
Mona Lisa talking, hasta el más actual retrato brit-pop
de Strangelove. Otro genio del Renacimiento, Miguel
Ángel, se representaría por medio de los sueños de desamor de Counting Crows en When I Dream of Michelangelo,
y ya metidos en la Holanda del siglo
XVII, King Crimson rinde tributo
a la obra más importante del maestro Rembrandt (La ronda de noche), describiendo
su ambiente en The Night Watch (“The worthy
Captain and his squad of troopers standing fast”) y Jonathan Richman hace lo propio con otro de los maestros de la
pintura holandesa en la genial Noone was like Vermeer.
Ciertamente,
el siglo XVIII y su Neoclasicismo racional
imperante no es una época que haya inspirado demasiado a artistas tan
acostumbrados a trabajar con el pathos
como son los músicos, por lo que puede atisbarse un salto temporal notable en
las canciones que muestras inspiración artística, desplazando su foco de
atención a esos deliciosos momentos del siglo
XIX plagados de bohemia, nuevas visiones sobre la pintura y, sobre todo,
artistas de una profundidad personal y trayectoria vital fáciles de expoliar
para llevarlo al terreno de la música pop. Es el caso de Paul Weller con el prerrafaelista Waterhouse, cuya Lady of Shalott inspira Wings of speed, que describe las sensaciones del cantante ante el lienzo, o Stranglers y su homenaje al cronista pictórico del Moulin Rouge y la vida nocturna del
Montmartre finisecular, Toulouse Lautrec, con Goodbye Tolousse, y,
siguiendo la línea del Postimpresionismo,
esa graciosa caricatura a cargo de 5
Chinese brothers, que rescatamos por lo naif
del tema, sobre Paul Cezanne: Cezanne,
Cezanne, the father of Cubism/ Some people say that it was Picasso/ Other
people claim it was de Chirico/ Some people think it was Modigliani -(¿)-/ But
they´re all crazy, it was Paul Cezznne, Cezanne”
Sin
embargo, será el loco del pelo rojo, Vincent Van Gogh, quien concentre las
máximas atenciones por parte de la música pop de este período, no sólo por la
belleza de sus obras nocturnas, sino por su atormentada existencia, vertida en
cada uno de sus sugestivos lienzos. Así, Jonathan Richman (de
nuevo) agasaja al pintor holandés con una composición homónima en la que queda
patente el poderoso influjo saturnino al que puede exponerse quien contempla
sus obras: Well in the Amsterdam museum I
was feeling bad / and trying to find a way not to be that sad/ i felt the
feeling in the room sincere/ Vincent Van Gogh well he seemed so near. Por
su parte, la cantautora Joni Mitchell
lanza su personal interpretación sobre Van Gogh y su arte, describiendo de
forma ácida en Turbulent indigo la incapacidad de la gente de
entender a los verdaderos artistas, con líneas como "I'm a burning hearth,” he said/ People see the smoke/ but no one
comes to warm themselves”. Aunque, el tema más famoso dedicado al héroe de
los girasoles y las estrellas es sin duda Vincent, la sentida oda de Don McLean –que no es la única que
dedicó al artista, véase Empty chair–, introduciendo
delicadamente en una guitarra acústica ese sobrecogedor lienzo nocturno al son
de “starry starry night, paint your
palette blue and gray" y reflejando en cuatro minutos la obra, vida y
muerte del desdichado y genial pintor.
El siglo XX o la fuente
artística preferida para la música pop
Tal
vez por una cuestión sensibilidades próximas y porque los problemas sociales y
humanos planteados en la mayoría de los movimientos artísticos y obras del siglo XX siguen hoy latentes, es éste
el siglo del que más se ha servido la música pop para componer magníficas
canciones inspiradas en el mundo del arte plástico. Las Vanguardias artísticas ocupan un espacio importante como fuente
inagotable de la que extraer sugestivo material para nuevas composiciones y
trabajos. La gran variedad de etapas, movimientos, estilos, y una continua
ruptura formal con enormes contribuciones personales, dejan en bandeja de plata
un elenco enorme de posibilidades creativas con las que trabajar para dar vida
a la canción pop perfecta.
De
esas grandes aportaciones personales, la de Picasso es, sin duda alguna, de las
más representadas en el mundo de la música pop. Jonathan Richman, ahora con sus
Modern Lovers, da buena muestra de
lo que los estímulos visuales, a través de la experiencia estética ante la obra
de Pablo Picasso, pueden reflejar en la música. Un
artista clave, que con Adam and the Ant visita el planeta de los simios (Picasso visit the planet of de apes) o con los Wings de Paul Mc Cartney nos canta sus últimas
palabras, "Drink to me, drink to my
health. You know I can't drink anymore" (Picasso´s last words), y cuyo período más melancólico está
hecho canción por Peter Bjorn and John
en Blue period Picasso.
Más allá de Picasso y obras reverenciadas
musicalmente como el Guernica (Stone roses), otros
movimientos de vanguardia también tienen su adecuado representante en el pop:
el Expresionismo lo tiene en el
encuentro entre el pintor de las máscaras y el dúo experimental They might be giant, con la breve Meet James Ensor;
el Surrealismo en homenajes a sus
grandes maestros, con Magritte, de John Cale, Dali, de Mecano -ambas sobrecogedoras- y Max Ernst, de Mission of Burma, además del baile que
se marca la pareja surrealista en René And Georgette Magritte with their Dog After the War, de Paul Simon o la cool-freak Salvador Dalí´s garden party,
de Television Personalities; siguiendo
con el Realismo americano de Hopper
en Nighthawk Postcards de Tom Waits (del álbum Nighthawks
at the Diner) o en Night café de OMD, inspirada por la afamada obra, y el
Dadaísmo de la mano de Siouxsie & the Bansshees con Metal postcard,
dedicada al maestro de los collages John Heartfield.
El
Arte Contemporáneo nacido después de la II Guerra Mundial tiene igualmente
una excelente acogida en la música pop, como demuestran el número de canciones
inspiradas en la producción de esta etapa. Status
Quo presenta envueltas en una suave psicodelia las panorámicas industriales
de Lowry en Pictures of Matchstick Men y los mancunianos Stone Roses, estéticamente influidos
por el expresionismo abstracto de
Pollock, se basan en la muerte de éste para componer su gran himno Made of stone,
reivindicando así un movimiento pictórico excelentemente plasmado en Interiors (song for Willem de Kooning),
facturada con gran maestría por Manic Street
Preachers, y al que igualmente pertenece Mark Rothko, a quien Peter Gabriel homenajea en Fourteen black paintings.
Cuando en la década de los 60 comienza a advertirse la trascendencia
experimental y popular del arte plástico, éste se introduce a varios niveles en
las formas de expresión juveniles, particularmente en el rock, teniendo lugar experiencias
tan precursoras como la Factory de
Andy Warhol. El héroe del arte pop abre
junto a la banda de Lou Reed y John Cale (The Velvet Underground) un
nuevo camino hacia nuevos planteamientos creativos con amplia colaboración
entre ambas esferas. Acabada la aventura y con una larga carrera en solitario a
sus espaldas, los dos músicos firmarían Songs for Drella
(Drácula+Cinderella), en memoria de su tutor, fallecido unos años antes, un
disco dedicado enteramente a la figura de Andy Warhol.
Con
todo, no fue sino David Bowie,
entusiasta fan de la obra del excéntrico artista, quien le dedicó la primera
canción en vida. Andy Warhol es posiblemente una de las canciones
sobre artistas más logradas e interesantes, aunque al homenajeado le trajese al
pairo tal honor y se interesase más por los zapatones del británico. Más tarde,
Transvision Vamp dejarían claro con Andy Warhol's Dead
que éste había pasado a mejor vida. Pero antes de eso, a Bowie le dio tiempo a
componer Joe the lion, inspirada en Chris Burden y sus
disparatadas performance, como la de
clavarse a sí mismo sobre un Volkswagen o recibir un disparo en el brazo en una
galería, ambas contempladas en esa joya de tema.
Logradas son también las
canciones dedicadas a Escher por Teenage Fanclub, My Little Basquiat
de Cowboy Junkies, The Death of Sarah Lucas,
de Luke Haines y en menor medida, aunque reseñable, Lichtenstein painting de Television Personalities, teniendo el
álbum de Sufjan Stevens dedicado a
la vida y obra del alucinado Royal Robertson, un artista outsider poco conocido
pero bien homenajeado en Age of Adz, mención especial por su trasfondo
cultural. Aunque aún más actual resulta la obra de Bansky, llevada a cabo en la
calles de Londres, y tan inspiradora que Editors,
con Eat raw meet, homenajean al imaginativo y critico
artista urbano, inspirándose en uno de los trabajos con los que se topó su
vocalista y en el que aparecía la Cámara de los Comunes ocupada por monos como
diputados.
En
cuanto a otras disciplinas artísticas, hay que mencionar el disco conceptual de
Allan Parson Project, dedicado a la
figura de Gaudí y su arquitectura modernista, con canciones como La sagrada familia,
al igual que la conocida So long, Frank Lloyd Wright
de Simon & Garfunkel y la no tan
conocida Thru´ these architect´s eyes, dirigida a la figura de Philip
Johnson por un antiguo alumno de la escuela de arte, David Bowie. Y no me
gustaría terminar sin mencionar una delicia de canción sobre profesores de arte, The art teacher,
firmada por Rufus Wainwright como un
definitivo tributo, constatando así que el arte siempre es una musa desde donde
mirar con ojos nuevos para crear siempre bellas joyas.
© David de Dorian, 2014
(Ilustración: Patrick Svensson)
Publicar un comentario