Hablemos de 101 discos de los 2000 clásicos y no tan clásicos...
31- THE MUSIC, 2002
Su
propuesta en este álbum de debut fue tan directa como su nombre. Un primer
disco brillante que re-direcciona el rock a través de un coctel lleno de pasión
por el que las fórmulas clásicas se mezclan con toques elegantes y pulcros de
tecno, psicodelia o electrónica. Canciones intensas conducidas por una voz
fogosa y unas guitarras maniacas, los de Leeds supieron bien traducir ese rock
alternativo para la pista de baile con temas memorables que se abrieron paso
con la monumental “Take the long road and walk it” y continuaban su alto nivel
de excitación y frenesí con “Human”, “The truth is no words”, la genial “The
People” o la adictiva “Getaway”. Un debut sobresaliente.
32- FLEET FOXES, 2008
Tomando
sus influencias del mejor folk y rock clásico americano y británico, el debut
de los de Seattle fue toda una sorpresa. Melodías y armonías que fluyen desde
una voz dulce y cálida como esa naturaleza que retratan en “Tiger mountain
peasant song”, conducida por una delicada guitarra acústica, o la más soleada “Ragged
Wood”, donde sus claros influjos no le resta brillantez ni buen hacer. El
sonido de Fleet Foxes queda definido en este primer trabajo con un catálogo de
canciones deslumbrantes entre las que destaca “White Winter hymnal”, uno de
esos temas que atrapan a la primera escucha por su resplandeciente belleza sonando
ya a clásico y a imprescindible.
33- LOVE IS HELL, 2004
(RYAN ADAMS)
Tres
magníficos álbumes lo encumbraron como genio de la tradición americana
alternativa, pero el iracundo Ryan contestó al éxito con un trabajo oscuro y depresivo.
Su compañía decidió que entregase algo más comercial (Rock´n´roll, 2004) y se dividiese Love is hell en dos EPs. “So alive” fue un single fantástico, pero
LiH 1 y 2 desbancaron cualquier expectativa y tuvieron que publicarlo tal cual
se engendró. Y es que la belleza de LiH, donde Ryan expone sus influencias más
británicas, es inmensa y desoladora, con notas repletas de dolor y una voz a
flor de piel en la que se palpa la angustia y la autodestrucción: “This house is not for sale”, “World war 24”, “Afraid not scared”, “Still i see monsters”…
34- THE TOURIST, 2000
(ST.GERMAIN)
Excelente
fusión de Nu jazz, Acid jazz y house con un revestimiento de música electrónica bien mezclada y
muy atractiva que lo sitúa a las puertas de la década. El segundo álbum del músico
y productor francés Ludovic Navarre cuenta de nuevo con un conjunto de
instrumentistas nivel maestro, que aportan en cada pieza interesantes toques de
otras músicas como latina, dance o ecos trip-hop,
convirtiendo este trabajo en un verdadero turista musical de sugerentes
texturas y sofisticación inagotable, ideal para veladas de verano al son de
temas tan insinuantes como “Rose Rouge”, “Montego bay spleen” o “So flute”, con
los que encandilar los oídos entre coctel y coctel.
35- FICTIONS, 2006 (JANE
BIRKIN)
La
mítica musa británica de Serge Gainsbourg trascendió más allá de la delgada
sombra que dejó el cantante francés tras su muerte, facturando álbumes
deliciosos como Fictions. La Birkin
solicitó para su plana pero encantadora voz las creaciones de un buen grupo de
artistas pop contemporáneos de excepcional talento y los servicios de Renaud
Letang, uno de los mejores productores del país. El resultado, un trabajo
impecable y seductor de pop anglofrancés con las estimables firmas de Neil
Hannon de The Divine Comedy (“Home”), Rufus Wainwright (“Waterloo station”),
Beth GIbbons de Portishead (“My secret”) y hasta leyendas de la talla de Tom
Waits, Neil Young, Kate Bush o la guitarra de Johnny Marr.
36- YOU GOTTA GO THERE
TO COME BACK, 2003 (STEREOPHONICS)
La
voz descarnada de Kelly Jones vuelve con un cuarto álbum de Stereophonics más
crudo y roquero que nunca. Los galeses dejan atrás su sonido más popero y
amable para revestir un buen conjunto de composiciones con contundentes riffs
de guitarra y mucho mucho soul. “Maybe tomorrow”, ese monumento pasional a la
desorientación, es uno de los singles más enormes de la década. You gotta go there…es un álbum fabuloso,
urbano, pasado por alcohol y en ocasiones sobrecogedor, donde las letras
desnudas de Jones, pasando su periodo más oscuro, son de una sinceridad dolida
y palpable, llena de desencanto: “Help me”, “I´m alright” o la sublime
“Rainbows and pots of gold”, pelos de punta.
37- ILLINOIS, 2005
(SUFJAN STEVENS)
Sufjan
Stevens se descubrió durante la década como uno de los compositores más
inventivos de la nueva música indie americana que mezclaba melodías pop y folk
con pequeños toques orquestales y experimentales. Illinoise es un álbum mayúsculo e imaginativo, con un gusto freak notable
y un sonido lo-fi que acuna a la perfección la voz dulzona y melancólica del
cantautor y multintrumentista. Sufjan lleva a cabo con este quinto trabajo su personal
homenaje al estado norteamericano, a través de referencias a su historia, sus
personajes o sus hechos, plasmándolos en canciones redondas que van de la
tristeza (“John Wayne Gacy Jr”) a la redención (“Chicago”)
38- KINGDOM OF RUST,
2009 (DOVES)
Las
11 canciones que componen el cuarto disco de los mancunianos se definieron
como "esquizofrénicas, pero... extrañamente coherentes." Y es que la
tristeza adictiva y esa oscuridad bien encauzada embauca sin contemplación al
oyente, envolviéndolo desde la magnífica “Jetstream” para elevarlo con “Kingdom of rust”, que con su ritmo de carretera y su penetrante sección final de
cuerdas dota de intensidad una de las mejores composiciones del pop-rock inglés
de la década, a la cual acompañan otras magistrales piezas que contienen pasajes sonoros de mérito
con los que Doves facturaron su trabajo más consistente y audaz, llevando sus
inicios brit-pop un paso más allá.
39- GORILLAZ, 2001
Con
Gorillaz, el carismático Damon Albarn comenzaba su época post-Blur dando
rienda suelta a su creatividad y su gran inventiva a través de un proyecto que
combinaba música y personajes de animación, tras los cuales se escondían los
propios músicos. El creador de comics Jamie Hewlett fue el encargado de diseñar
esta banda virtual, que con su primer álbum y un single de adelanto tan adictivo
como “Clint Eastwood” dejaban clara su genial propuesta: brillante eclecticismo
musical donde el pop artie de Albarn
y los suyos se acompaña de hip hop, reggae o trip-hop para crear canciones que
enganchan con gracia y frescura, como “Tomorrow comes today” o “19-2000”.
Grande.
40- INTO THE WILD, 2007
(EDDIE VEDDER)
La
estupenda película de Sean Penn tuvo como colofón una banda sonora de órdago. El
actor/director eligió expresamente a Eddie Vedder para facturar lo que se
convirtió en una de las mejores BSO de la década. Bajo el prisma de escapar a
algún lugar y permanecer en libertad y soledad absoluta, el cantante de Pearl
Jam aporta 9 canciones originales y 2 versiones, integrándose a la perfección
en el clima de la película y prescindiendo del desgarro y las explosiones
vocales de los de Seattle en favor de un estilo más calmado, igualmente
profundo, con el que conduce unas composiciones que se mueven entre el folk y
el rock, donde destacan “Hard Sun”, “Setting forth” o “Rise”.
© David de Dorian, 2014
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