Hablemos de 10 novelas para (más de) diez ciudades...
La ciudad como verdadera
protagonista de la novela, la ciudad como metáfora de sus habitantes, la ciudad
como el pulso de la narración. He aquí diez fabulosas ciudades (y alguna más…) retratadas
literariamente por diez fabulosos autores en diez extraordinarias novelas
consideradas clásicos de la literatura universal. Perfectas para hacer turismo
sin salir de casa.
1- PETERSBURGO de ANDRÉY BIELY
Señalado por Nabókov como el autor
en lengua rusa más importante del siglo XX, Biely publicó su obra maestra en
formato novela en 1916 con los últimos estertores de la Rusia zarista. Petersburgo
es un tour por la ciudad en 24 horas durante la Revolución de 1905. Ebullición
obrera y antizarismo, el clásico conflicto ruso padre-hijo y el terrorismo son
abordados a través de Nikolái Ableújov,
joven revolucionario y guía de una narración no exenta de agrio humor que
retrata la ciudad con una poética simbolista y toques cercanos a otras corrientes
y disciplinas en boga, como el cubismo
y el cine. “Las calles de Petersburgo poseen una propiedad indudable: transforman
en sombras a sus transeúntes”. Junto con El maestro y Margarita de
Bulgákov, uno de los mejores retratos urbanos en una de las mejores novelas en
lengua rusa de todos los tiempos.
2-
LIBRO DEL DESASOSIEGO (LISBOA) de
Fernando Pessoa
La obra en prosa más importante de
Pessoa es un diario a base de aforismos y divagaciones sobre temas cotidianos firmado
por otro de sus heterónimos, Bernardo Soares. Teñida de cierta polémica
editorial a través del tiempo, este compendio filosófico escrito por el autor
más importante de Lisboa durante casi veinte años, nos muestra al individuo
exiliado en una ciudad en la que lleva voluntariamente atrapado toda su vida y
de la que, desde su ventana, hace un pintoresco retrato: "Se extiende ante
mis ojos nostálgicos la ciudad incierta y silenciosa. Las casas se desnivelan
en una acumulación contenida, y la luz lunar con manchas de incertidumbre,
inmoviliza de madreperla los vaivenes muertos de la profusión. Hay tejados y
sombras, ventanas y Edad Media. No tiene por qué haber alrededores. Reposa en
lo que se ve un vislumbre de lejanía. Por encima de donde yo veo hay ramas
negras de árboles, y yo tengo el sueño de la ciudad entera en mi corazón
desganado. ¡Lisboa a la luz de la luna y mi cansancio de mañana!". Además,
la obra identifica localizaciones muy concretas, por lo que nunca sobrará un
ejemplar en el bolsillo del visitante a la maravillosa capital portuguesa.
3-MUERTE EN VENECIA de Thomas Mann
Aunque el título es uno de los
spoilers más cantados de la historia de la literatura, el autor alemán -premio
Nobel en 1929- deja varias puertas abiertas a la interpretación de una
obra tan evocadora como cruda, cuya virtud estética no pasó desapercibida
para el cine -con una sublime adaptación a cargo de Visconti- la ópera, el ballet o incluso la música pop. La
decadencia aristocrática de una ciudad antaño esplendorosa es plasmada con pinceladas
expresionistas, rayando en ocasiones lo grotesco y sirviendo de marco y de
paralelismo a la descomposición personal y la secreta e insana adoración que Gustav von Aschenbach profiere por el adolescente Tadzio, anticipando así la fatalidad que
sobreviene en forma de plaga. Imprescindible no solo para los amantes de la literatura.
4-
BERLÍN ALEXANDERPLATZ de Alfred
Doblin
Franz
Biberkopf es uno de los antihéroes más gafes que ha dado la literatura universal.
Sus desdichas cual moderno Job por los inframundos de Berlín, con su sede en la
famosa plaza de Alexander, acontecen en una urbe en plena efervescencia
paramilitar y política con la República de Weimar en descomposición, el
ascenso del nazismo y el enfrentamiento de grupos comunistas, y una clase obrera en la miseria. Publicada
en 1929 según su autor por “un berlinés
con una noción vaga de otros lugares y regiones” -y que ejerció la medicina
en la zona que le da título- Döblin ofrece un novedoso alarde narrativo
cercano al montaje cinematográfico y las vanguardias artísticas de la época,
similar en ocasiones al de otras novelas coetáneas (Manhattan Transfer o el Ulises), en un duro retrato
panorámico por los bajos fondos de la metrópoli alemana y su pobladores, la
sórdida vida nocturna de lugares como el Tiergarten y una variedad de retratos
sociales que han sabido aprovechar actuales series de TV como la alemana Babylon
Berlín.
5-
RAYUELA (PARÍS) de Julio Cortázar
Con permiso de Hemingway y su
maravilloso París era una fiesta, La ciudad
de las luces tiene un lugar especial guardado
para Cortázar no solo por su innovadora Rayuela (1963) sino por tantos otros
textos que conmemoran la ciudad de Dumas, Lautréamont y muchos de sus héroes,
como en el relato “El otro cielo”. Su relación con la ciudad en la que vivió y
murió fue siempre de una intensidad literaria y artística memorable. Desde
Ponts des Arts, el deambular de Horacio Oliveira tras la Maga es tamizado por el
mito del París como metáfora del alma: así parques, cafés, museos, librerías,
estaciones de metro, cementerios, bulevares, catedrales, viejos edificios,
plazas, barrios y el querido río Sena donde tantas veces fue retratado el autor, constituyen un collage muy acorde al concepto de juego de su estilo narrativo, todo impregnado con un aroma a jazz,
cine y chanson. “París es como un corazón
que late todo el tiempo, no es el lugar donde vivo, es otra cosa”
6-
EL TAMBOR DE HOJALATA (GDANSK) de Günter
Grass
Gdansk (Danzig), lugar de
nacimiento del Nobel alemán, pasó a ser territorio polaco en 1945. Su historia
bajo la conciencia del Tercer Reich late en esta novela de tintes grotescos y
macabros a ritmo marcial con los redobles que Oscar Matzerath, un niño obseso y demente que a los tres años de
edad decide dejar de crecer, propina a su querido tambor de hojalata,
convertido en uno de los símbolos de la ciudad desde la publicación de la obra
en 1959. Aunque la novela surge de la picaresca
española, lo cierto es que en España estuvo prohibida hasta 1978 por
“blasfema”. Aunque algunas escenas se desarrollan en otros lugares (Colonía,
París, Normandía) las más míticas -catedral de Santa María- transcurren en una
ciudad que debido a su importancia en la trama fue visitada en 2005 por quienes
serían los nuevos traductores, guiados por Grass para mostrarles las
localizaciones y perfilar así mejor su trabajo de interpretación.
7-
LA HOGUERA DE LAS VANIDADES (NEW YORK)
de Tom Wolfe
Si en Ponche de ácido lisérgico (1968),
Wolfe nos pintaba un fidedigno retrato de la juventud bohemia pre-hippy y post-beatnik
a bordo del “Further”; en La Hoguera (1987), el maestro del periodismo,
quema las máscaras de la sociedad neoyorquina de los años 80 de forma cruel,
irónica e hilarante sin temblarle el pulso. Los brokers y yuppies, el
Harlem mafioso, el departamento de policía, la política, el matrimonio, los
tribunales, el racismo, el periodismo…todo y todos son ajusticiados literariamente
por su verdadera protagonista, New York,
con su magnificencia y sus miserias, su chic ochentero y el mundo de las
finanzas junto a los barrios negros y la sempiterna cuestión racial. Desde el
glamour de Park Avenue hasta los submundos del Bronx, la personalísima y tan
disfrutable narrativa del cronista, perfila un cuadro de interesantes
personajes hundidos en su propia hipocresía, y llevados a la pantalla por Brian de
Palma, con Tom Hanks como el
vilipendiado Sherman McCoy.
8-
LOS DETECTIVES SALVAJES (MEXICO D.F.) de Roberto Bolaño
Bolaño escribió este clásico de los
90 como homenaje al Infrarrealismo (Realismo visceral en la novela), aquel movimiento
poético surgido en D.F. en 1975, con Mario
Santiago Papasquiaro -como Ulises
Lima- y el propio autor chileno -Arturo Belano- entre sus filas. Consta
de tres partes, en las que su protagonista, Juan García Madero, un joven estudiante y poeta, aborda en “Mexicanos perdidos en México (1975)” un
diario de iniciación a los misterios poéticos del grupo y la bohemia en la
capital, con la zona de Colonia Condesa
como centro neurálgico. Le siguen “Los
detectives salvajes (1976-1996)” y “Los
desiertos de Sonora”. Esta segunda parte, con las peripecias de Lima y
Belano, recopila testimonios insignes entre los que se encuentra el del poeta Octavio Paz, con un encuentro en Parque Hundido con Lima-Papasquiaro. Es
en esta parte en la que otras ciudades como París y Madrid con su Feria
del Libro son retratados por un escritor que bien podría considerarse el
último clásico de la literatura hispanoamericana.
9- CIUDADES
A LA DERIVA (JERUSALÉN, EL CAIRO y
ALEJANDRÍA) de Stratis Tsirkas
Ambiciosa trilogía y descomunal
obra maestra publicada entre 1960-1965. Tres ciudades en una misma y desoladora
historia, la de una lucha de antemano perdida, la lucha de Manos Simonidis
-alter ego del escritor griego-, militante del Partido Comunista y combatiente
por la emancipación de Grecia. Aventuras, intriga y todos los ingredientes
cinematográficos a los que estamos acostumbrados en una película sobre la II
Guerra Mundial en la zona de Próximo Oriente se dan cita en cada localización. El club -que le valió al
autor su expulsión del partido-, Ariagni y Bat son las partes
que conforman este fascinante mosaico en Jerusalén, El Cairo y Alejandría: polvorines
repletos de espías y exiliados políticos de todo color y pelaje, igualmente metáforas de los personajes que pueblan sus novecientas páginas, y retratadas
en su dinamismo con una sugestiva y cruda narrativa de crónica-ficción donde lo
panorámico y lo intimista se entrecruzan. Su compromiso y su perspectiva le
permitió a este hito de las letras helenas reivindicar el espacio de la
literatura en la memoria histórica. Mayúsculo.
10-
ULISES (DUBLÍN) de James Joyce
No hay muchas novelas ante las que se reaccione al nombrarlas de manera tan polarizada como el Ulises de Joyce. Y es que este monumento a la ciudad de Dublín tiene fama de “tostón”, e igualmente de la mejor novela del siglo XX escrita en lengua inglesa. Sus virtudes y vanguardistas innovaciones narrativas sean tal vez uno de los motivos por los que es considerada ambas cosas. Lo cierto es que esta joya de la literatura universal, no solo funciona como una verdadera guía para recorrer los centros más visitables de la capital irlandesa, sino que tiene el honor de ostentar su propia fecha celebratoria, y es que cada 16 de junio -día en el que transcurre toda la novela- se celebra por las calles de la vieja capital el famoso “Bloomsday” en homenaje a su protagonista, el bueno de Leopold Bloom, y el itinerario que este sigue durante su aciaga odisea. Toda una experiencia en varias direcciones; si tienes la suerte de que esta obra maestra te entusiasme, Dublín será, sin duda, tu Ítaca, como turista literario.
© David de Dorian, 2021
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