Hablemos de Billie Holiday y la extraña fruta poética de Pere Gimferrer … 

“—Billie, ¿por qué no cantas esa canción tan sexy que te ha hecho famosa? La de los cadáveres desnudos que se balancean en los árboles…”

 Durante mi temporada en el Café Society nació la canción que llegaría a ser mi protesta personal: Strange fruit. El germen estaba en un poema escrito por Lewis Allen, al que conocí allí. Cuando me mostró el poema, yo no lo podía creer: expresaba todas las cosas que habían matado a papá

Así hablaba la famosa cantante de jazz Billie Holiday en sus -más que recomendables- memorias (Lady sings the blues) sobre la canción que la catapultaría al olimpo de las mejores voces de la historia de la música. Un bellísimo tema sobre crimen y asesinatos raciales que se convertiría en todo un símbolo del linchamiento, así como el pistoletazo de salida para una larga y fructífera lista de fabulosas canciones protesta enmarcadas en el Movimiento por los Derechos Civiles.

Pero no fue seguramente su significado social, sino la estética melancólica y etérea de la canción, fundida para siempre con la figura icónica de la eterna Lady Day -como a su gran amigo Lester Young le gustaba llamar-, lo que llevaría al poeta catalán Pere Gimferrer a homenajearla.

Este “muchacho solitario de la Barcelona de los cincuenta” daba así otro paso de ruptura con las formas poéticas vigentes, al interaccionar con la cultura pop (o mass-media: cultura de masas) -esta vez a través de la música pop-, en una evolución estética que culminaría con la inclusión del autor en el célebre Nueve novísimos poetas españoles (Barcelona, 1970) de José María Castellet, junto a otros eminentes escritores como Félix de Azúa, Vicente Molina Foix o Leopoldo María Panero, que a su vez abrirían la puerta a los llamados “décimos novísimos”, entre quienes militaron Antonio Colinas, Jenaro Talens, Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena.        

“Canción para Billie Holiday” es una de las joyas que engloban De `Extraña fruta´ y otros poemas (1968-1969), poemario con ecos de ensoñaciones adolescentes y la búsqueda de un tiempo ido que se confunde con el presente(1), donde el escritor también rinde un melancólico homenaje a otros músicos como Nat King Cole, Paul Anka o Bach, en un arco temático que utiliza el mundo de la música de una forma heterogénea, sin alcanzar el amplio y potente desarrollo estético de otras disciplinas artísticas asociadas a su poética como la literatura, el cómic y, en especial, el cine; pero consiguiendo así abrir una ventana para el comienzo de una rica y sugestiva relación entre la música pop y la poesía.  

 (1) Barella, J. 2000, "Pere Gimferrer. Poemas (1962-1968)" VISOR ed. 


CANCIÓN PARA BILLIE HOLIDAY

 

Y la muerte
           nadie la oía
pero hablaba muy cerca del micrófono
 
Con careta antigás daba un beso a los niños
 
Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puerto
Extraña fruta en el aire el crepúsculo se ausenta
Con una espada con un guante con una bola de cristal
la pecera magnética la cueva del pasado el submarino bajo
    las mareas que fulgen
Lady Day cuánto amor en una juventud cuantos errores
 cuántas tardes hablando qué deseo qué eléctricos jazmines
cuántos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en los
    labios que se tiñen de sangre
los gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo
 el arco voltaico del poniente y los lóbregos edificios       irreales
Lady Day el amor como una libélula
Cazador de libéluLas
Lady Day qué despacio nos viene la experiencia todo cobra
     un sentido se ordena como el paisaje en los ojos cuando
     recién despiertos corremos las persianas
o intentamos ordenar las palabras de un
                         poema
                                Lady Day
Animales heridos en los bosques nuestros ojos qué piden qué
   desean
qué desea esta voz en el viento de otoño un lebrel o su
    presa disueltos en la fría oscuridad del tiempo
escamoteados como naipes de una baraja los años de
   nuestra juventud
Con dos vueltas de llave cerraron la cocina
No nos dan mermelada ni pastel de cereza
ni el amor ni la muerte extraña fruta que deja un sabor
  ácido.  


© David de Dorian, 2021


Billy Holliday en poema de Pere Gimferrer

(Ilustración: Lady Day by dpinodesign)



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