Hablemos de Mick Jagger recitando a Brian Jones el Adonais de Percy Shelley …
Epitafio de Brian Jones
Sin embargo, dos días antes del
evento, la inesperada muerte de Brian
Jones, miembro fundador, experimentador musical y enfant terrible del combo, se convirtió en el relato oficial para
asistir a un concierto al aire libre que constituyó un hito social de la
historia de Gran Bretaña.
Jones moriría ahogado la noche del 3 de julio en la piscina de su mansión
en Sussex. La alta probabilidad de que se hubiera tratado de un asesinato
siempre ha planeado sobre la turbulenta historia de un personaje que,
aficionado al maltrato, la fama y las drogas (ahí el film Stoned, 2005), fue
“despedido” -justo un mes antes- de la banda que él mismo había creado y
llevado a la cima. Su radical comportamiento y sus desplantes, así como las
diferencias creativas y encontronazos, tanto musicales como de faldas, con Keith Richards, hicieron la situación
inasumible.
El polifacético músico de melena
rubia pasaría así a inaugurar el llamado Club de los 27, abriendo la puerta a
Jimmy Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison, “las 4 jotas del rock”.
Miles de fans portando velas
encendidas comenzaron a agolparse en Hyde Park durante el día 4, estimándose
tras el concierto unas quinientas mil almas reunidas, no solo para disfrutar de
la música gratuita, sino para rendir homenaje al más carismático de los Stones
hasta entonces, que ahora acometían, ante un público similar al que se
congregaría un mes después en Woodstock, temas como "Jumpin `Jack flash", "Stray cat
blues", "Satisfaction", "Honky tonk women" o "Sympathy for the devil".
Ni con Mick Jagger declarando motivado
sobre las virtudes de su grupo en entrevistas previas (“el fuerte de la banda es actuar”) pudieron las guitarras
desafinadas más legendarias de la historia del rock superar el espectáculo magistral
de unos desvergonzados King Crimson,
que mientras moldeaban la célebre “21st Century Schizoid Man” fueron
testigos, junto a un público anonadado, de cómo la enorme fotografía de Brian
Jones que coronaba el escenario se desprendía y caía, dando pie a todo tipo de ideas
supersticiosas.
Sin embargo, incluso con una
actuación algo esperpéntica (“la falta de
preparación de la banda fue dolorosamente obvia” declararía el periodista musical
Philip Norman), el festival fue todo un éxito para los protagonistas,
cuya poética puesta en escena liderada por Jagger será lo más recordado de
aquella calurosa tarde.
Enfundado en estricto blanco, con
traje prestado de Sammy Davis Jr, el cantante subió al escenario con su
ejemplar de Shelley y saludó ceremonialmente al público. Acto seguido, con aire
perdido, pero decidido, instó a la muchedumbre a escuchar lo que sentía sobre
la pérdida de Brian, escrito en aquél libro azul:
Peace,
peace! he is not dead, he doth not sleep He hath awakened from the dream of life
Se trataba de los versos de Adonaïs,
el panegírico escrito por el poeta Percey
Shelley en 1821 para John Keats,
que había muerto de tuberculosis en Roma. Un poema elegíaco cuya elección por parte de
Jagger no parecía casual, pues no solo estaba dedicado a la muerte de un amigo,
sino que el propio autor, de comportamientos excesivos como los de Brian Jones,
murió también ahogado. Tras el naufragio, su cuerpo fue quemado en la orilla
del mar y su corazón, extraído previamente, depositado en las manos de su
esposa Mary. Dicen que al encontrar su cuerpo inerte, el poeta tenía en su
bolsillo una obra de Keats, quien por cierto, no lo admiraba tanto. El momento
quedó sellado a fuego en las crónicas de la poesía romántica y plasmado en un
excelente lienzo del pintor francés Louis Édouard Fournier.
Al terminar el último verso de los dos fragmentos seleccionados por el cantante, se liberaron de varias cajas de cartón aquellas mariposas blancas (ya pocas de las 2.500 preparadas) que habían sobrevivido al calor, como amnistiadas por la poesía, mientras el alarde romántico -cuya sinceridad es todavía hoy puesta en duda por algunos- contrastaba con los primeros compases de "I´m yours and i´m hers"…que trotaba disonante mientras aún resonaban los imperecederos versos de Shelley en la cabeza de los presentes.
¡Paz, paz! No está muerto, no duerme Ha despertado del sueño de la vida
© David de Dorian, 2021
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