Hablemos de William Burroughs y su influencia  intergeneracional en la música Rock …

“El rock and roll invadirá las calles de todas las naciones, irrumpirá en el Louvre y arrojará ácido al rostro de la Mona Lisa”

 “Un hombre no puede tener peor destino que estar rodeado de almas traidoras”. Quizá por ello William Burroughs, irreverente renovador del lenguaje y renegado de la Generación Beat, cambió a todos los acólitos de Kerouac, Ginsberg y Neal Cassady por músicos de rock, siempre abiertos a experimentar en su campo con las técnicas y las herramientas otorgadas por el autor de novelas como Yonki (1953) y El almuerzo desnudo (1959). 

Menos documentado que sus trabajos literarios es su fructífero noviazgo con el mundo de la música Pop. No cabe duda de que Burroughs transformó en secreto a una legión de músicos desde los 60 hasta la actualidad, constituyendo todo un rito de iniciación creativa y espiritual aplicado a su música, guiados por sus famosos cuts-up cual instrumento providencial para crear tanto letras como collages sonoros originales a la manera de los Beatles, Bowie, Sonic Youth o Radiohead. Su influencia en la contracultura se ha dejado sentir por medio de nombres tan ilustres como Bob Dylan, Frank Zappa, Keith Richards, Tom Waits, Iggy Pop, The Police, U2 o Michael Stipe (R.E.M).    

La banda Soft Machine debe su nombre a una de sus novelas, Lou Reed dejó emerger sus personajes suburbanos bajo su bendición, Patti Smith aprovechó sus consejos para lidiar con la fama y Jimmy Page buscó mensajes ocultos en sus técnicas de escritura: “Los recortes permiten que el futuro se filtre”. Generaciones de músicos han sido marcados por una de las figuras más contundentes de la literatura universal, que no pararía de filtrarse por los canales más underground de la cultura juvenil, convirtiéndose, junto a otros novelistas como Ballard, en un verdadero transformador, irradiador espiritual y baluarte de lo outsider. He aquí algunos famosos momentos, ejemplos del impacto.  

 

“Ignorar a los que no existen” con DAVID BOWIE

Rock, creatividad, política, amor, sexualidad, conciencia, filosofía, anécdotas con Warhol y sobre todo literatura y música…fueron algunos de los temas que Bowie tuvo la oportunidad de hablar con Burroughs el día que el escritor entrevistó a la estrella de rock para la Rolling Stone en su apartamento londinense allá por febrero de 1974.  

Es algo sorprendente que unas letras tan complicadas hayan cautivado a grandes audiencias. El nivel de exigencia del pop normalmente es cero, como lo de `Power to the people´”

Hasta ese momento, Bowie solo había leído in extremis Nova Express y Burroughs únicamente había escuchado “Starman” y “Five years”, aunque leyó las letras de sus discos con atención. Fue suficiente, el respeto y el aprecio fue mutuo desde el principio. 

Bowie, más parlanchín, tomó la delantera en la entrevista, El novelista respondía:

- Creo que lo más importante en el mundo es que los artistas deberían hacerse con el planeta porque son los únicos que pueden hacer que las cosas ocurran.

- Nova Express me recordó mucho a Ziggy Stardust, que pronto estará en los teatros como una obra con cuarenta escenas. Estaría bien que los personajes y los actores aprendieran todas las escenas y las barajáramos en un sombrero en el momento de la actuación y las interpretáramos como el azar decidiera ese día. Eso lo he sacado de ti, Bill

-Es una buena idea, recortes visuales en una secuencia diferente.

La conversación fue animada y fluida, diríase que dos buenos y viejos amigos habían quedado para tomar algo y charlar de sus proyectos.   

-Yo puedo cambiar de forma de pensar con mucha frecuencia. Muchas veces no estoy de acuerdo con lo que digo. Soy un tremendo mentiroso.

- Yo también, respondía Burroughs.  

En un momento dado, el literato lanzó una tajante aseveración que Bowie atesoró al vuelo:

- La revolución vendrá de ignorar a los que no existen

Bowie no tardaría en hacer -y bien- los deberes, pues tras la entrevista trabajaría con prontitud en una nueva manera de escribir las letras de lo que sería su sorprendente siguiente álbum, Diamond Dogs (que se publicaría en abril), basada en los cuts-up o recortes, provenientes originalmente del poeta dadaísta Tristan Tzara y redescubiertos por el escritor y artista Brion Gysin, quien se lo enseñaría a Burroughs.  

 

“THE NOVA CONVENTION” con FRANK ZAPPA

Un encuentro de poesía y spoken Word fue la excusa para que el mundo de la literatura y el rock se reunieran bajo el mismo techo de Nueva York el 2 de diciembre de 1978. El curioso evento fue denominado “The Nova Convention”, y en él participaron músicos y escritores de talla internacional ampliamente reconocidos: el poeta protogrunge Jim Carroll (al que di Caprio dio vida en Diario de un rebelde, 1995), Allen Ginsberg, Patti Smith tendiendo puentes, Laurie Anderson, Blondie o los compositores John Cage y Phillip Glass.

Pero, entre todo este elenco de superestrellas, no sería sino el encuentro de titanes entre Burroughs y Frank Zappa por lo que se recordaría este especial acontecimiento. El prolífico músico italoamericano participó en tal convención con una lectura de Naked lunch, acotada al fragmento titulado “The talking asshole”.

De ello quedó un brevísimo testimonio fotográfico para la posteridad, en el que las dos figuras se muestran relajadas y sonrientes, ojeando la novela del héroe Zappa, elegante y seguro de su maestría Burroughs.

  

PLAN K con IAN CURTIS

Plan K era un oscuro edificio finisecular de Bruselas en el que outsiders, artistas y punks se daban cita para disfrutar de la mejor música del momento. Fue el 16 de octubre de 1979, Joy Division y Cabaret Voltaire en el cartel. La polémica Performance, con un extraño Mick Jagger como protagonista, se proyectó esa tarde, y Burroughs leyó algunos fragmentos de su novela The third mind. Al acabar su hipnótica lectura, Ian corrió al encuentro del escritor, al que puso nervioso al preguntarle sobre Suicide. Este lo desaprobó pensando que se refería al acto y no a la banda de punk electrónico. Seguidamente se oyeron botellas de champán descorchándose como disparos y Burroughs se sobresaltó.

Tras el concierto, el cantante abordó de nuevo a su héroe literario en su camerino, pero este solo se disculpó por haberse perdido la actuación.

Aunque hay quien dice haber visto a Burroughs merodeando entre el público durante el recital de los mancunianos, lo cierto, es que, de aquella noche, lo único que nos queda es el susto como una premonición y nada más que rumores. 

 

KURT COBAIN “ya estaba muerto

Es el 25 de septiembre de 1992. El escritor recibe a un Cobain en plena decadencia en su granja de Kansas tras haber rechazado ser crucificado en el videoclip de “Heart-shaped box”. Un año antes, ante la proposición de hacer algo juntos, el novelista envía al músico una grabación del oscuro cuento The junky´s christmas (1989). El cantante cumple y acompaña con una ruidosa guitarra basada en himnos nacionales y villancicos la narración. ¿El resultado?: The “Priest” They Called Him, con guiño a Drugstore cowboy de Gus van Sant, en la que el escritor participaba en el papel de “El cura”.    

Ambos hombres habían conocido la adicción, el cuelgue, loa sobredosis, el síndrome de abstinencia y la recaída en la heroína. Las letras de Nirvana representaban ese caos ordenado típico de las novelas de Burroughs… pero a este no le gustaba Nirvana. “Cuando uno muere se muere, eso es todo”, responde el viejo ante la existencialista pregunta de Cobain.  “Es un chico raro, frunce el ceño sin ningún motivo” advierte el escritor al despedirse.

Tras el suicidio, Courtney Love dio con cuatro fotografías que documentan la extraña visita. Cuando le preguntaron a Burroughs por sus impresiones, este sentenció: “Por lo que yo sé, él ya estaba muerto (…) Era un joven atento y educado. Después de dejarme leer las letras para el siguiente disco de su grupo, supe que estaba preparado para la muerte”.

© David de Dorian, 2021 


William Burroughs y el rock

(Ilustración: Burroughs by Baubauhaus)


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